He venido a contemplar

“La crisis del presente consiste en que todo lo que podría darle sentido y orientación a la vida se está derrumbando. La vida ya no se apoya en nada resistente que la sostenga (…) la vida nunca fue tan escurridiza, pasajera y mortal como hoy.” – Byung-Chul Han

Este mes de mayo mi agenda laboral se vio un poco más cargada por un par de proyectos especiales, lo que me redujo el tiempo que le dedico a la lectura.

Por lo general, trato de cubrir 2 libros como mínimo en un mal mes, y de 3 a 4 en un buen mes. Pero ya es 23 de mayo y no he pasado de “Vida contemplativa: elogio a la inactividad“, del filósofo Byung-Chul Han, Premio Princesa de Asturias 2025.

Sin embargo, debo decir en mi defensa que es un libro que no he podido leer a la velocidad usual. Como la filosofía nos demanda usualmente, este libro se lee de a poco, entre pausas para digerir y absorber lo propuesto por el autor. No llega a tener la densidad propia del género – aunque no he leído más obra del autor – pero si es un plato fuerte que no se puede masticar en dos o tres bocados.

Me ha parecido interesante contrastar la contemplación con la actividad, sobre todo porque, aunque considero tener una vocación contemplativa hacia varios aspectos de la vida (en especial hacia el arte y la naturaleza), mi personalidad está marcada por la acción, por hacer. Es más, como buena ariana, necesito abrir paso, tomar acción, marcar el ritmo.

El filósofo propone analizar cómo en la cultura digital de hoy, todo parte desde lo individual y desde lo efímero, “estar conectado no es lo mismo que estar vinculado”. Habla de “la falta de ser” relacionados a la hiperactividad y la hipercomunicación. Mientras que en contraste propone regresar a poetas como Menandro:

“Feliz entre todos llamo, Parmeno,
al hombre que ha contemplado sin pesar las excelencias
de este mundo (…),
el sol que brilla para todos, las estrellas,
el mar, el paso de las nubes, el fulgor del fuego:
si vives cien años, lo estarás viendo constantemente,
y aunque muy poco vivieras,
nunca verás nada más elevado. ”

Leer este libro me ha recordado aquel film “La Grande Belleza”, de Paolo Sorrentino. Dice Han, “la plenitud del ser en cuanto belleza se alcanza en la contemplación”.

Pienso en la paz que nos da contemplar el agua de un lago, que cambia de tonalidades según el día, o el agua de un río que fluye y llena de sonido todo alrededor. La naturaleza en general tiene ese poder de cautivar hasta al más distraído.

Contemplando el Atlántico desde Cádiz, España. 2023

¿Qué hay de la contemplación de ese otro con el que convivimos? Es una experiencia llena de descubrimientos e intercambio de energía que se renueva. Ese “te amo por existir” es una contemplación que no espera nada a cambio. Es como diría un maestro, “contemplar una rosa sin atreverse a tocarla, ESO es amor”.

Me uno a Anaxágoras cuando respondió a la pregunta de a qué había venido al mundo, “Para contemplar”. (Han, página 50).

No responses yet

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Latest Comments