Descubrir | Describir al amor

El amor es la capacidad y la voluntad de permitir a los que cuidas, que sean lo que eligen por sí mismos, sin insistir en que te satisfagan. – Dr. Wayne Dyer

Soy creyente del amor, y aunque pienso que sentirse enamorado es delicioso, no creo que eso sea amor en toda su expresión. Es en todo caso, una faceta del amor (y ojo, que no solamente de una persona se puede estar enamorado).

El amor es tan complejo que no es sencillo describirlo. Podemos buscar en diccionarios, enciclopedias, libros especializados e incluso en la religión, sumarle nuestras experiencias y entonces, descubriremos la magnitud del amor.

Hoy que es el famoso “Día de San Valentín”, el amor pasa a ser objeto de las diferentes industrias que buscan comerciar sus productos vendiéndolo… y por lo general prefieren vender el concepto de amor de pareja. Sin embargo, amor no es solamente el que podría existir entre una pareja (ya sea romántica de la manera tradicional o meramente amantes). El amor tiene muchas manifestaciones, y aquí no puedo evitar recordar las enseñanzas de la Escuelita Dominical cuando nos recalcaban que no es lo mismo el amor eros que el amor filos, por supuesto, haciendo énfasis en que el amor eros pertenecía estrictamente dentro del vínculo del matrimonio… pero ese ya es otro tema.

¡Vaya si no es una de las mejores experiencias humanas el amor erótico! Pero es tan solo una de sus facetas, uno de sus estados. Por supuesto, no es precisamente el amor erótico el que motiva a alguien a permanecer junto a una persona en sus momentos más difíciles.

Y para ahondar más en el descubrimiento del amor también se hace útil entender qué no es amor. En lo personal, ya no me gusta decir eso de “amor real” porque implica que acepte la existencia de un “amor ficticio o no real” y eso no tiene sentido. Amor es amor. No hay más. Qué tipo de amor en todo caso sería la cuestión a discutir, pero existe o no existe.

Pero para eso de entender qué no es amor sirve explorar distintas ideas y argumentos que afirman que lo contrario al amor no es el odio sino el miedo. Cuando escuché eso por primera vez no supe cómo asimilarlo, pero leyendo al respecto y luego de experiencias propias, no deja de tener sentido. ¿Por qué? Porque con el miedo nos encerramos, nos retraemos y no “nos damos”.

Y si algo va de la mano con el amor es dar y darse (claro, no se me alboroten pensando en que entonces “el amor todo lo cubre y no hay límites” porque para empezar el amor también debe ser hacia nosotros mismos antes que a algo o a alguien y si nos amamos automáticamente vendrán límites saludables).


Uno de los aprendizajes mas valiosos de mi vida ha sido entender que el amor buscará siempre el bienestar de la otra persona, por encima de mis propias expectativas con respecto a ese vínculo, así sea amor filial, erótico u otro (ágape, por ejemplo). Amar se puede solamente en un contexto de libertad. Amar es dar alas y ver incluso que ese alguien se marcha. Amar es tener la valentía de abrirse, dejarse ver tal cual se es, aún cuando el resultado no sea el deseado.

Y no, no lo digo porque sea la gurú del amor. Al contrario, ha sido a fuerza de golpes de cara y golpes al ego que he logrado crecer un poco más y entender que el amor no puede nacer desde la imposición ni puede exigir desde la obligación, entiéndase entre amantes, amigos, hermanos o incluso padres e hijos.

Amor es un estado, es ser, dice Tolle. Y estoy de acuerdo. ¿Puede nacer a primera vista? Quizás, en todo caso, es un chispazo que puede convertirse en una llama cálida o apagarse ante el primer viento fuerte.

El amor implica vulnerabilidad, construcción, compromiso y valentía. Tal y como dice el Dr. Wayne Dyer: permitirle a la otra u otras personas la elección por encima de que ello me satisfaga a mi.

Feliz 14 de febrero del 2022.

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